Archive for the ‘Telebasura’ Category

Jibarizada vuelta al mundo

febrero 17, 2009

Que la telerrealidad es una tendencia ampliamente implantada en nuestro panorama catódico lo demuestra el hecho de su tendencia a la mastodontización, a la hipertrofia grandilocuente y la dinosaurización, tendencia habitual en cualquier formato en crecimiento y mutación. Ejemplo de dicha tendencia e hibridando la primacía relacional e interpersonal propia de todo reality convivencial con elementos competitivos y paradeportivos propios de los reality de supervivencia y superación (pruebas, situaciones límites, etc…), añadiéndole además el plus de la estructura itinerante on the road, mayormente en países extranjeros (con la consiguiente dificultad añadida del extrañamiento cultural para los concursantes), el megareality La vuelta al mundo en directo (título de ridículas resonancias literarias a lo Verne) había venido siendo presentado e hiperpublicitado como una de las apuestas estrellas de la temporada en Antena 3, intentando sumarse a la tendencia iniciada en nuestro país por la exitosa primera edición de Pekín Express, en Cuatro.

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Con una fase previa de calentamiento y generación del interés a base de castings y reportajes, emitida en magazines de la casa como Tal cual lo contamos y confiada al tránsfuga tronista Efrén Reyero (quien demostró prontamente lo mucho que le venía grande el encargo), el programa comenzó (quizás apresuradamente) sus emisiones confiando en sus posibilidades de convertirse en ese format killer que anda buscando desde hace tiempo la cadena, capaz de retroalimentar sus decadentes magazines y talk shows y proporcionar un alza general de las audiencias. Incluso reclutaron como conductor a uno de los rostros populares de la competencia, un Oscar Martínez quien, sobrepasado por los acontecimientos, ya debe estar preguntándose por qué aceptó el envite y consolándose mirando el extracto de su cuenta corriente, y montaron, como obligada guarnición online, un canal en youtube y una completita web participativa con ramificaciones en Facebook y Twitter.

Así empezó todo…

Con  tan sólo un par de emisiones en el prime time dominical, desde su comienzo en Venecia, lastradas por la indefinición y la heterogeneidad (esos coloquios paralelos en plató con gente en plantilla como el inefable Miguel Temprano, el ínclito y estólido Efrén, la megahortera estilista de Supermodelos o la tele-psicóloga de guardia) y el alargamiento plúmbeo de las mismas, así como plagadas de numerosos errores en las conexiones y en la presentación de los concursantes y las normas del concurso (no son los grandes formatos de telerrealidad el punto fuerte de Antena 3, claramente), el share no ha respondido a las espectativas y el público no se ha enganchado a los avatares de las parejas concursantes (sólo es posible que acceda al status de friki-celebrity una Pamela Anderson clónica eliminada a las primeras de cambio), ni siquiera pese al (¿fortuito?) abceso sensacionalista de la eliminación de uno de los concursantes (Cyril Jacquet) al descubrirse su pasado parricida, enseguida convertido en excusa para uno de esos pseudo-debates ombliguistas y aurorreferenciales para escarbar en el morbo y ondear al mismo tiempo la bandera de la tan manoseada deontología periodística. Impelidos por las prisas habituales y por los (presumibles) altos costes del engrendo, los rectores de la cadena han optado por la inmediata jibarización del road reality, reduciendo su duración a apenas un par de semanas y acelerando sus procesos, además de trasladarlo al menos competitivo late night. Un recurso fácil y de compromiso, que empieza a convertirse en habitual en estos casos (recordemos los casos recientes de Circus o La batalla de los coros, entre otros), intentando con ello salvar los muebles y dar una salida digna al producto, aunque no logran ocultar la magnitud del batacazo.

Video del ‘caso’ Cyril Jacquet

Efrén, el tronista fetén

noviembre 30, 2008

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Mujeres y hombres y viceversa comenzó medio de tapadillo en la franja de sobremesa de Tele 5, intentando cubrir el vacío del finado tomate sin demasiado éxito. No parecía mucho más que una copia puesta al día de anteriores programas aconcursados de emparejamientos, una traslación escasamente novedosa de modelos similares de la televisión beslusconiana, hibridado con elementos convivenciales propios de un reality, aunque en off (los datos acerca de la convivencia entre los concursantes se comentaban en plató o se filtraban, pero sucedían fuera de campo: en la vida cotidiana de los mismos durante la ‘concentración’ paralela a la grabación del show), centrado en la mistificación de las cuitas del llamado tronista (hombre o mujer), llamado a elegir su favorit@ entre varios ejemplares del sexo contrario, tras una prolongada y variopinta serie de citas románticas.
Pese a que era presentado como original y espontáneo, la componenda mercadotécnica y el predominio de la imagen se adivinaba entre bambalinas y a golpe de share, no en vano, los protagonistas del show, esos jovenzuelos y jovenzuelas a la busca de la media naranja metrosexual, calificados aquí con el atorrante calificativo de tronistas (ya fuean varones o hembras), están extraído de un sopesado y estudiadísimo casting en esas agencias repletas de novatos que ansían convertirse en estrellas de la tele o, cuando menos, en rostros famosos durante los manoseados diez minutos warholianos, aunque sea convertiéndose en carne para mostrar, en cuerpos para la subasta televisiva.

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Sin embargo, para sorpresa de muchos y pese a varios ajustes de horario, el programa se ha ido consolidándose en la parrilla, mejorando paulatinamente sus cuotas de audiencia, conducido por una Emma García que parece encantada de caminar por el lado más friki de la calle catódica (compagina este programa con el infame humillation show de El juego de tu vida), acompañada en plató por el habitual griterío corifeo de unos espectadores en vivo sabiamente conducidos y por unos llamados sabios de la temática romanticona y el lance seductor, especialistas en donjuanismo de garrafón (encarnados por la eterna aspirante Raquel Navamuel y el karaoke man venido a menos y actor de tercera Paco Morales).
Dicha trayectoria ascendiente ha eclosionado con la participación en el programa, y especialmente con la elección final de partenaire (la morena Soraya, de quien las malas lenguas dicen que ya era pareja del mozo antes de entrar en el programa), de un tal Efrén, un tronista guaperas (pero muy sentido y honesto, ays) que ha desatado la libido del populacho al otro lado de la pantalla (mayormente femenino, imagino) y que, estirando su participación en el show hasta lo (casi) imposible y componiendo un personaje de chulazo de buen corazón, indeciso ante la elección a la que debe enfrentarse y afectado y dolorido tras cada descarte a que se ve abocado, ha llevado a este engendro a las conversaciones de café y, lo que es peor (me temo), a convertirse en un triundo del signore Vasile, consolidándose en la oferta y dandu lugar (esperemos que no demasiado) a propuestas clónicas que pretenderán seguir su tóxica estela.

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En busca del tomate perdido

septiembre 12, 2008

Tras varios experimentos fallidos, Tele 5 vuelve a intentar recuperar la audiencia de sobremesa perdida tras la retirada de Aquí hay tomate, mediante la puesta en escena de un nuevo programa de humor y crónica rosa, XK no te callas.
Con una grafía cargante y un set colorista, presentado también por una dupla chica/chico, que recuerda en exceso a la tomatera, formada por la neumática y glamourosa rubia, Carolina Cerezuela (omnipresente en los últimos tiempos, especialmente en Tele 5), y el ex-reportero del CQC de Fuentes, Eugeni Alemany; el nuevo formato recuerda en exceso a anteriores programas similares (Pecado original, Las gafas de Angelino, elementos de Noche Hache, etc…), especialmente en su contenido: falsas conexiones en directo ante un croma, videos doblados con retranca humorística, un cuarteto de colaboradores que va desde un fiestero megapijo a una peluquera de extrarradio que recuerda a la Juani de Bigas Luna, etc…
En los primeros programas emitidos (a los que no ha acompañado demasiado el beneplácito de la audiencia: poco más del 10%), con los lógicos desajustes y desequilibrios de una fórmula que empieza a andar, se echa en falta un concepto claro, resultando un estomagante y escasamente ameno y gracioso batiburrillo que mezcla comentarios irónicos sobre la escena política (con especial y encarnizada querencia por Aznar o Letizia -y por extensión, toda la Familia Real-), reportajes sobre los habituales personajes del colorín rosa (la Pantoja, Belén Esteban, Marichalar, la Obregón, etc…), autombombo promocional sinérgico con otros productor de la cadena (series como Sin tetas no hay paraíso, El programa de AR).
En semajante mixtura, se echa de menos la mala baba tomatera (que parece definitivamente asentada en el vecino Está pasando), así como su fluidez técnica -aquellas conexiones diversas en directo que hacía a Jorge Javier denominar al programa como ‘la CNN del corazón’-, además de una mayor pegada crítica y originalidad y no tanta superficialidad chocarrera (empezando por el nombre del propio programa, tomada de la hipermediática y repetida ad nauseam coletilla borbónica ante Chávez).
Quizás vaya perfilándose con el tiempo esta propuesta (si la cadena se lo da, lo que no parece probable) y no asistimos a otro proyecto abortado prematuramente (como en el caso del anterior Las Gafas de Angelino, con quien guarda cierto tono naif común y alguna concomitancia más). Lo veremos.

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Vergonzante rectificación de ‘Está pasando’

septiembre 3, 2008

La escalada sensacionalista y el chapoteo rosa fue identificado principalmente con el liquidado Aquí hay tomate. Con su finiquito, Tele 5 parecía querer transmitir que había identificado el mal, aislado la llamada telebasura, personificada en dicho programa. Con su eliminación parecía decidida a iniciar una nueva singladura caracterizada por el respeto a los horarios protegidos y una mayor dignidad de su parrilla. Sin embargo, pasado un tiempo y frente a la caída de audiencia veraniega de la cadena, sus directivos parecen volver a las andadas.
El amarillismo y la banalización parecen dominar de nuevo los productos de la cadena, desde la nueva y tuneada La mirada crítica de madame Campos hasta la deriva garbancera y pirotécnica de Está pasando, donde parecen residir los malignos virus del tomateo.

Presentado por segundones venidos a más como el ex-reportero dicharachero Emilio Pineda y la neumática sustituta habitual Lucía Riaño, y caracterizado por los flamígeros chafarrinones en forma de cebos que lo van puntuando, dicho programa alterna la consabida crónica rosa, comentada por los habituales primeros espadas de la estocada rosa (Peñafiel y su obsesión borbonicida y antiletizista, Mª Eugenia Yagüe y su antitelegenia borde, Pepa Jiménez y su facundia chafardera, etc…), con intervenciones de estrafalarios e histriónicos reporteros en directo, en diversos puntos de España (un poco a lo España Directo) y una especial predilección por los diarios sucesos sangrientos de la crónica negra, muy en línea con la línea superficial y sanguinolienta alentada por Piqueras en sus informativos.

En ocasiones, el programa pisa el acelerador y se adentra en el más descarado sensacionalismo y la más repugnante inmoralidad, como fue el caso de un reportaje que reproducía, un día más tarde, el despegue y vuelo del avión de Spanair estrellado en Barajas, con resultado de más de 150 fallecidos y varios heridos, incidiendo con descaro y ausencia total de decoro en el ambiente general de tensión y dolor, tanto en pasajeros como en el personal de la tripulación a bordo de dicho vuelo.

Reproducimos un video de Sé lo que hicistéis, de La Sexta, en que se reproduce dicho reportaje infame, amén de la rectificación hecha días después, a la que se vieron obligados días más tarde, no por una sobrevenida toma de conciencia o por un deseo de rectificación moral, sino por las amargas quejas de un sindicato de personal aéreo, indignado por el mismo.

Más o menos, algo similar a lo ocurrido con la retirada del primer episodio de la nueva temporada de Hospital Central, veterano buque-insignia de la ficción nacional de la que la cadena suele enorgullecerse, cuyo argumento incluía un accidente aéreo. La cadena lo quiso vender como un alarde de responsabilidad, decencia y solidaridad con las víctimas de la reciente tragedia, cuando ya sabemos que se fulminante caída de la programación se ha debido más a las quejas acaecidas tras algunos pases previos del capítulo o por los comentarios de internautas que ya habían tenido acceso a su contenido en la red.

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