Supuestamente damnificado por el reaterrizaje en Tele 5 de la Campos, pese a que acaba de reconocer que no fue despedido sino que dimitió por desavenencias con la nueva línea que quería imprimir la empresa (¿se referirá al tono arrevistado y desprejuiciadamente amarillo y sensacionalista que le está imprimiento Piqueras?), el ex-conductor de La mirada crítica, Vicente Vallés ha sido recuperado por Juan Pedro Valentín, su jefe de informativos en la cadena amiga en aquellos tiempos de agitación opositora antipepera (el Prestige, el No a la Guerra,…), en su nuevo cometido como director del renovado Canal 24 Horas de TVE, que ha presentado su nueva parrilla esta semana, tras algunos retrasos.
Además de alguna ocasional labor informativa especial (los debates electorales USA), Vallés conduce el informativo de prime time del mencionado canal.
Con una imagen renovada que recuerda cierta asimilación y mimetización respecto del canal especular, CNN, asociado en España a Prisa y Sogecable, el canal de información de la televisión pública pretende, a través de la indefinida TDT, tener una presencia mayor en el panorama patrio, cosa complicada ante la frondosa e hipertrofiada proliferación de información política y difícilmente lograble pese a las buenas intenciones y a los cambios introducidos.
El magazine informativo pilotado por el bueno de Vicente transcurre, como no podía ser de otro modo, por los trillados y conocidos caminos de la ortodoxia institucionalista: escaleta de noticias de actualidad, mini-entrevistas con protagonistas de la misma, tertulia de periodistas, etc…, intentando sumarle el valor añadido de algún scoop, gracias a la aureola de prestigio del Ente, ya sea en forma de entrevista en primicia o de reportaje atrevido, pero resultando casi clónico de su anterior pograma en Tele 5 (¿no ha querido, no h a podido, no ha sabido distanciarse, diferenciarse?)
La profesionalidad y probidad de Vallés no se verá desafiada en el nuevo empeño que se le encomienda y la buena factura y los ingredientes de calidad están asegurados pero no sabemos si será suficiente para que el programa, y la cadena con él, logre abrirse un nicho en el fragmentado público catódico, consiguiendo con ello una presencia social y mediática a la que dice aspirar.
*****