La publicidad descubrió hace ya tiempo el poder de la parodia desprejuiciada, la vaselina del humor distanciador como elemento clave para la conexión con el público, como lubricante para desactivar sus resabios displicentes. Con cachondeo y risas, la intencionalidad y el mensaje del spot llegan mejor al espectador, permanecen más duraderamente en su castigada y saturada retina.
El nuevo spot de la plataforma por satélite Digital + (en horas bajas por la guerra del fútbol y los problemas empresariales de PRISA) busca la asimilación de contrarios con intención paródica y metafórica al retratar como potenciales abonados del canal y consumidores de tele a un grupo de caricaturizados hippies. Segura de su capacidad de penetración y seducción, incluso en los paisajes más aparentemente refractarios a sus embelecos, la publicidad se ríe de quien a ella pudiera oponerse e intenta homogeneizar bajo el poder de su discurso a los que fueran representantes de una mentalidad contracultural, alternativa y anticonsumista, retratando con grueso trazo paródico sus tics externos y desactivando su (menguada)resistencia. Ya no quedan hippies, pues fueron subsumidos y asimilados por la multiforme sociedad postcapitalista, desactivados sus presupuestos libertarios y antisistema, pero si quedarán -viene a decirnos el spot- no resistirían la pulsión consumista y teleadicta y se abonarían a la plataforma digital.
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Hasta los hippies ven la tele
febrero 3, 2009En la Sexta mentan a la familia
septiembre 16, 2008
Desde sus comienzos, la Sexta ha intentando vender un perfil cercano, juvenil, desenfadado e informal, con una programación donde los deportes, el humor y las series dirigidas a un público joven han marcado su oferta.
Para iniciar esta tercera temporada, la cadena de Mediapro ha puesto en antena un spot promocional, titulado Presume de Sexta, donde el protagonismo se centra en la presencia e intervención de familiares (madres, suegras, hermanos, hijas, etc…) de las estrellas de la cadena, desde El Gran Wyoming hasta Buenafuente, pasando por Fran Blanco, El Follonero o Berto y Patricia Conde.
La intervención a dúo, estrella/pariente, se convierte en la marca de estilo y el detalle diferencial de dicha promo, novedosa en nuestras televisiones patrias. Las estrellas catódicas, e incluso los famosetes de ocasión que se han elevado a la fama gracias a una coyuntural presencia mediática, siempre han sido recelosos de mostrar su faceta privada o personal, y no digamos, íntima o familiar. Con este spot, sin embargo, la cadena intenta mostrar una imagen cercana y familiar, desinhibida, con cierta dosis de colegueo y complicidad con la audiencia a la que pretender dirigirse, muy en línea con la ola de personalismo e hiperprivatismo que caracteriza el momento.
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Pisando la alfombra roja
septiembre 4, 2008Cuando las salas de cine lujosas y palaciegas languidecen y desaparecen en todas las ciudades y los estrenos cinematográficos, salvo contadas excepciones mayormente hollywoodienses, se estrenan de tapadillo o con someras presentaciones a la prensa, lejos del boato y la lentejuela propia de los multitudinarios estrenos de antaño (en la Gran Vía madrileña, por ejemplo), se desenpolva la alfombra roja y se se saca brillo a reflectores y focos para el pre-estreno en sala de cine de las más exitosas series televisivas de la ficción nacional.
Parece ser la última moda en cuanto a promoción y pegada publicitaria, en línea con la imperante hiperespectacularización a la americana. El glamour y la fandemia, antes estaba reservado a las megaestrellas del celuloide, acompaña ahora a las jóvenes promesas y a los ídolos catódicos de las series de mayor audiencia.
El preestreno a bombo y platillo, en una gran carpa montada al efecto en el Palacio de Deportes, del primer episodio de la segunda temporada de la exitosa Sin tetas no hay paraíso, de Tele 5, arropado por la presencia del idoltrado Duque de la ficción (el actor Miguel Angel Silvestre) y su cohorte de bellezas encabezadas por Amaia Salamanca ha marcado el punto culminante de una tendencia a la que se están sumando ya la veterana y popular serie retro de TVE, Cuéntame como pasó, que ha hecho lo propio con el episodio inicial de la que ya es su décima temporada en pantalla, o el primer episodio de la tercera campaña de El síndrome de Ulises, ésta de Antena 3 y también protagonizada por el ídolo de adolescentes, Miguel Angel Muñoz.
Cabe recordar que esta estrategia mercadotécnica ya fue empleada por las cadenas la temporada anterior, con estrenos multitudinarios del último episodio de la mencionada Sin tetas no hay paraíso o el episodio-clímax de la metamorfosis y boda de la protagonista en Yo soy Bea, la telenovela de las tardes de Tele 5, si bien habría que remontarse para encontrar sus inicios a eventos similares organizados por la autonómica catalana TV3 para dar bombo y platillo a sus telenovelas de éxito.
La fórmula beneficia a ambas partes: las cadenas obtienen publicidad y presencia mediática, incluso en los informativos (convertidos en ramificaciones de márketing de las cadenas, habitualmente), multiplicándola con la sinergia autoreferencial con que suelen operar; y las salas de cine, enfermas terminales, reverdecen laureles de glamour y fanfarria, quizás por última vez.
Al menos por un tiempo, mientras la fórmula no de síntoma alguno de agotamiento y provoque el desdén del público, parece ser que los photocall sobre la alfombra roja, versión castiza, van a ser plato habitual en el menú catódico de la temporada.
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