Desde sus comienzos, la Sexta ha intentando vender un perfil cercano, juvenil, desenfadado e informal, con una programación donde los deportes, el humor y las series dirigidas a un público joven han marcado su oferta.
Para iniciar esta tercera temporada, la cadena de Mediapro ha puesto en antena un spot promocional, titulado Presume de Sexta, donde el protagonismo se centra en la presencia e intervención de familiares (madres, suegras, hermanos, hijas, etc…) de las estrellas de la cadena, desde El Gran Wyoming hasta Buenafuente, pasando por Fran Blanco, El Follonero o Berto y Patricia Conde.
La intervención a dúo, estrella/pariente, se convierte en la marca de estilo y el detalle diferencial de dicha promo, novedosa en nuestras televisiones patrias. Las estrellas catódicas, e incluso los famosetes de ocasión que se han elevado a la fama gracias a una coyuntural presencia mediática, siempre han sido recelosos de mostrar su faceta privada o personal, y no digamos, íntima o familiar. Con este spot, sin embargo, la cadena intenta mostrar una imagen cercana y familiar, desinhibida, con cierta dosis de colegueo y complicidad con la audiencia a la que pretender dirigirse, muy en línea con la ola de personalismo e hiperprivatismo que caracteriza el momento.
La escalada sensacionalista y el chapoteo rosa fue identificado principalmente con el liquidado Aquí hay tomate. Con su finiquito, Tele 5 parecía querer transmitir que había identificado el mal, aislado la llamada telebasura, personificada en dicho programa. Con su eliminación parecía decidida a iniciar una nueva singladura caracterizada por el respeto a los horarios protegidos y una mayor dignidad de su parrilla. Sin embargo, pasado un tiempo y frente a la caída de audiencia veraniega de la cadena, sus directivos parecen volver a las andadas.
El amarillismo y la banalización parecen dominar de nuevo los productos de la cadena, desde la nueva y tuneada La mirada crítica de madame Campos hasta la deriva garbancera y pirotécnica de Está pasando, donde parecen residir los malignos virus del tomateo.
Presentado por segundones venidos a más como el ex-reportero dicharachero Emilio Pineda y la neumática sustituta habitual Lucía Riaño, y caracterizado por los flamígeros chafarrinones en forma de cebos que lo van puntuando, dicho programa alterna la consabida crónica rosa, comentada por los habituales primeros espadas de la estocada rosa (Peñafiel y su obsesión borbonicida y antiletizista, Mª Eugenia Yagüe y su antitelegenia borde, Pepa Jiménez y su facundia chafardera, etc…), con intervenciones de estrafalarios e histriónicos reporteros en directo, en diversos puntos de España (un poco a lo España Directo) y una especial predilección por los diarios sucesos sangrientos de la crónica negra, muy en línea con la línea superficial y sanguinolienta alentada por Piqueras en sus informativos.
En ocasiones, el programa pisa el acelerador y se adentra en el más descarado sensacionalismo y la más repugnante inmoralidad, como fue el caso de un reportaje que reproducía, un día más tarde, el despegue y vuelo del avión de Spanair estrellado en Barajas, con resultado de más de 150 fallecidos y varios heridos, incidiendo con descaro y ausencia total de decoro en el ambiente general de tensión y dolor, tanto en pasajeros como en el personal de la tripulación a bordo de dicho vuelo.
Reproducimos un video de Sé lo que hicistéis, de La Sexta, en que se reproduce dicho reportaje infame, amén de la rectificación hecha días después, a la que se vieron obligados días más tarde, no por una sobrevenida toma de conciencia o por un deseo de rectificación moral, sino por las amargas quejas de un sindicato de personal aéreo, indignado por el mismo.
Más o menos, algo similar a lo ocurrido con la retirada del primer episodio de la nueva temporada de Hospital Central, veterano buque-insignia de la ficción nacional de la que la cadena suele enorgullecerse, cuyo argumento incluía un accidente aéreo. La cadena lo quiso vender como un alarde de responsabilidad, decencia y solidaridad con las víctimas de la reciente tragedia, cuando ya sabemos que se fulminante caída de la programación se ha debido más a las quejas acaecidas tras algunos pases previos del capítulo o por los comentarios de internautas que ya habían tenido acceso a su contenido en la red.
Uno de los focos de atención internacional más destacado estos días ha sido la celebración en Denver, EE.UU., de la Convención del Partido Demócrata, en la que se ha procedido a la entronización y glorificación del nominado como candidato a la Presidencia, Barack Obama.
Con la consabida parafernalia y espectacularización de este tipo de eventos, por allí han ido desfilando la familia Obama, con su esposa Michele a la cabeza, la familia Clinton (nobleza obliga a mostrar público apoyo a su, hasta poco antes, máximo rival, por parte de Hillary Clinton, así como apoyo institucional y carismático de ex-presidente, por parte de Bill Clinton), el veterano senador y máximo representante del aristocrático clan demócrata de los Kennedy, Edward, compareciente pese a sus recientes problemas de salud, el recien nombrado vicepresidente en caso de ganar las elecciones, Joe Biden, etc.. Entre ataques a los republicanos de McCain y al saliente presidente Bush, suelta de globos y despliegue de banderolas y concesiones al sentimentalismo, el acontecimiento ha transcurrido sin excesivas novedades informativas de calado, agotadas ya, parece ser, en la dilatada y severa pugna mantenida durante los anteriores meses entre Obama y Hillary Clinton, durante la celebración de las primarias en los diferentes Estados.
Tampoco ha habido nada demasiado destacable en la cobertura informativa de la Convención por parte de los medios españoles: corresponsalías, incidencia en los hechos ya referidos y unas gotas de salsa rosa (personalismo y privatización de la política mandan).
Sin embargo me ha llamado poderosamente la atención el comportamiento de La Sexta al respecto.
Enviando como destacadísima corresponsal a uno de los buques-insignia de sus servicios informativos, la magnética y seductora Mamen Mendizábal, la cadena de Mediapro ha destacado por su énfasis propagandístico y su infantil idolatría hacia Obama.
Presa de una excesiva y acrítica obamamanía, Mamen, en cada conexión realizada durante su presencia en Denver, ha desplegado una panoplia de reverencias, panegíricos y loas al candidato afroamericano, magnificando de manera hiperbólica y fan su figura, así como el carácter «histórico» de su llegada a la presidencia, en caso de que tal hecho llegara a producirse.
No es que los informativos de dicha cadena hayan destacado nunca por su equilibrio y rigor, ya que más bien han optado por un estilo progre, arrevistado y algo superficial, buscando una audiencia diferente y joven. Pero, pese a ello, han rizado el rizo de su estilo con este tratamiento idólatra y grouppie del evento internacional de la semana.
Mamen parecía algo más seria, con una voluntad de ganarse un respeto y credibilidad como periodista y comunicadora, que ha sufrido un buen revolcón con esta aventura americana.
Habituados a verla como colaboradora y reportera dicharachera y bulliciosa, la sustitución que ha llevado a cabo durante este mes de agosto de Patricia Conde en las tareas de presentación de Sé lo que hicistéis… ha hecho de Pilar Rubio una de las presencias inolvidables de este verano catódico.
Cuando algunas dudas acerca de su profesionalidad y capacitación, diseminadas malévolamente por programas de la competencia como Está pasando, ensombrecían su figura, la buena de Pilar ha dado un paso adelante con firmeza y desparpajo para conducir las dos horas diarias del magazine humorístico, estrella de La Sexta.
Explotando su indudable y esplendoroso atractivo físico y su demoledor carisma, mitad ingenuismo juguetón, mitad dureza y pegada telegénica, la Rubio se ha desenvuelto con frescura, deshinbición y gracia, ganando programa a programa, al lado de colaboradores como Angel Martín o Dani Mateo. La electricidad que provoca su presencia contrapuesta a un partenaire masculino ha sido aprovechada en beneficio de la química televisiva y el punch del programa.
Pese a que ya había intentado alguna aventura en solitario en el gastado formato de programa contenedor de vídeos humorísticos (La ventana indiscreta, también en La Sexta), Pilar se ha mostrado como solvente todoterreno, como convincente conductora y correcta actriz televisiva.
No sé si regresará a las labores anteriores como reportera y fugaz colaboradora o dará el salto a propuestas de mayor calado o a alguna aventura cinematográfica, pero este agosto no habría sido lo mismo sin la maravillosa belleza y glamour de esta pin-up catódica, de esta voluptuosa rockera.
¡Queremos a Pilar!… como medio país, por otro lado.