Tras el atracón mediático motivado por las elecciones norteamericanas, además de la proliferación hiperbólica con que se ha envuelto el triunfo de Obama, la televisión, siempre atenta al chascarrillo paródico y al chiste metatelevisivo, ha producido alguna inolvidable pieza de descacharrante humor.
Entre ellas, destaco el montaje videoclipero creado por la gente de Buenafuente, sacando su vena más ingeniosa y ocurrente, la de las mejores ocasiones, sobre el fondo musical de la sintonía de la archiconocida y emblemática para la cultura negra estadounidense (y por extensión, global) ‘sitcom’ El príncipe de Bel Air, origen de la fama y estrellato de su protagonista Will Smith. Memorable.
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